lunes, 21 de abril de 2014

retrato de una bestia

Un hombre común y corriente, como una obrera mas en el hormiguero. Con una corbata, una rutina y muchos demonios atormentandolo. Él mismo decidió ser común, no sobresalir y ser uno mas del montón.
Muchos hombres han sobresalido entre la multitud. Muchos de ellos para mejorar el mundo, para cambiarlo. Pero él, él sabía que era diferente a los demás, pero intentaba con todas sus fuerzas alinearse a los demás.
Como lo sabia? Pues se daba cuenta que al ver sangre lo que le provocaba era sed, cuando algo que le debería provocar rechazo o asco a él le provocaba excitación. Nunca le gusto los funerales ni la situaciones donde debería sentir dolor o empatía, no por miedo al dolor, sino por que  el simplemente no lograba sentirlo y era una gran molestia fingir sentirlos.
El sabia que algo estaba mal con eso y por eso decidió ocultarlo y tratar de parecer lo mas normal posible. Era un gran mentiroso, no por decir grandes mentiras sino por poder decirlas y no tener ningún remordimiento y poder sostenerla hasta el fin.
Era como tener una bestia encerrada en él y luchar cada día con ella, para poder tenerla encerrada. Lo único que la mantenía en su interior y no en nuestra realidad era él. Un hombre muy fuerte aunque nadie lo notara, todos veían solamente al hombre común y corriente hasta un poco raro. Todos decían luchar con sus demonios pero nadie se imaginaba la lucha interior de este hombre.
Nunca supe la razón de su lucha. Por qué decidió mantenerlo adentro, teniendo tanto poder. Destructivo pero al final poder. Pero si él jamas había sentido amor, tal vez lujuria, tal vez conveniencia, pero no amor. El quería poder sentir algo, el quería ser normal. Poder amar a una mujer, a sus hijos y a su familia. Ira, odio y cansancio era lo único que podía sentir intensamente lo demás apenas eran sombras.
Prefería alejarse de todo el mundo, no porque se sintiera amenazado si no porque quería protegerlos de si mismo. El sabia que no podía ver humanos sino presas, el veía  cuerpos ensangrentados y le daba sed o hambre.
No podía usar su mano para dañarse a si mismo, ya era suficiente daño negarse sangre fresca, para querer derramar su sangre.  No sabia si un dia no lo iba a resistir e iba a explotar, no sabia quien tendría enfrente y pagaría todos esos años de sed acumulada ni sabia en que lugar sucedería. Solo esperaba ser viejo para no tener las fuerzas para hacer daño, esperaba que su mente y su cuerpo ya no tuvieran fuerza para dañar, aunque existía la posibilidad de que las fuerzas que mermaran fueran las que mantenían la bestia encerrada y que la bestia encontrara la forma de hacer daño no con fuerza si no  de otra forma. El tiempo lo dirá y espero no estar cerca.